Hoy día, nos llega por todos lados la idea de organizar nuestra vida para optimizar nuestro tiempo y alcanzar más y mejor los objetivos que nos propongamos. Organizamos el menú, el trabajo, la limpieza de la casa, nuestro deporte semanal. Salimos de casa con libretas que llenamos de ideas, la lista de la compra, contabilizamos pasos que transformamos en calorías,…

Pero, nos acordamos de organizar a nuestros hijos?

Y con organizar a nuestros hijos, no me estoy refiriendo a su agenda escolar y extraescolar, cumpleaños, planes en casa de amigos, llevarles a comprar ropa,…

Me refiero a observarlos, conocerlos y ver qué necesitan como personas en ese momento, pensar una idea, organizar un plan que les guíe y acompañarles después en su empeño.


Y me explico:

Son muchas las veces que nuestros hijos pasan temporadas en las que se repiten las críticas entre hermanos, olvidan colaborar en casa, nos dan contestaciones para caernos de espaldas,…

Todas estas, son situaciones que nos preocupan a los padres y que muchas veces, tendemos a buscar una solución inmediata que da buenos resultados a corto plazo, pero no a largo plazo. Es por ello, que la situación vuelva a repetirse, con la consiguiente desesperación de los padres,…


Por supuesto que no siempre será necesario, pero muchas veces ante una situación incómoda y repetitiva, lo ideal será organizar un plan que pueda ayudar a nuestros hijos a superar ese obstáculo con el que se ha encontrado.

 

CONVIERTE EL CONFLICTO EN UNA OPORTUNIDAD

 

Y pongo ejemplos para que me entendáis mejor:

– Si mis hijos llevan una temporada criticándose día y noche, puedo:

OPCIÓN A: Enfadarme cada vez que abren la boca, mandarles a su habitación, dejar que el dolor de cabeza que me provoquen amortigüe sus voces,…

OPCIÓN B: Propongo algún juego que mejore su relación como un bote con buenas ideas,  o decir algo bueno de cada uno,…

– Si mis hijos se hacen los escurridizos a la hora de ayudar en casa, a pesar de que necesitemos de su ayuda, puedo:

OPCIÓN A: Ir detrás de ellos repitiendo y pidiendo a diario,…

OPCIÓN B: Organizar un plan de encargos, como “encargos al azar” para los más pequeños o tablas para encargos y colaboramos en casa para los más mayores,…

– Si sus contestaciones me dejan blanca:

OPCIÓN A: Puedo soltar el clásico “¿Qué has dicho?”,…

OPCIÓN B: De forma serena, puedo decirle “¿Me lo puedes decir de otra manera?”,…

Cuando elegimos las distintas OPCIONES B, no se trata tan sólo de supervivencia, sino que estaremos aprovechando el conflicto, para enseñarles a nuestros hijos a ver lo bueno de las personas, a ser ordenados y comprender la cooperación, a entender y conocerse para después aprender a controlar las formas con las que se dirigen a los demás,…

Tienes alguna OPCIÓN B? Me encantaría leerla. Seguro que tengo la oportunidad de ponerla en práctica.

Feliz lunes!

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